La alcaldesa reitera la posición inequívoca del Consistorio a favor de la declaración de interés público de la zona, lo que conllevaría la legalización de las instalaciones, y recuerda que el procedimiento ha sido iniciado a instancias del Gobierno municipal y requiere de los pronunciamientos favorables del resto de administraciones
El Ayuntamiento de San Fernando ya ha enviado a la Delegación Provincial de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Cádiz el nuevo informe que esta requería en el marco del proceso para tramitar la declaración de interés pública de la playa de la Casería de Ossio, lo que permitiría la legalización de los establecimientos e instalaciones ubicadas en ella.
La nueva documentación enviada esta semana a la Delegación Provincial de Medio Ambiente reitera todos los argumentos que ya sustentaron la petición del inicio del expediente de declaración de interés público, y vuelve a aportar el dossier y la memoria justificativa.
Así, el informe razona que las instalaciones de la Casería se tratan de un conjunto de peculiares cuartos de aperos destinados a la pesca artesanal y dos zonas de restauración, de gran arraigo en la zona y que dotan a este municipio de un atractivo singular y carácter simbólico ante lo peculiar y pintoresco de su configuración y que, lejos de entorpecer el disfrute público de esta zona costera, le aportan una singularidad reconocida a nivel supramunicipal, habiéndose incluido en numerosos reportajes fotográficos, películas y documentales. De hecho, las peticiones de rodajes audiovisuales con la Casería como escenario no solo no decaen, sino que van en aumento.
El escrito municipal también recuerda que la pretensión del Ayuntamiento no es que se produzca con esta declaración de interés público una legalización parcial, que obliga a un tratamiento individual de cada instalación o caseta, sino que se trata de la legalización del actual conjunto en sí, pues no es sino en su conjunto en el que se aprecian las razones que justifica su pervivencia.
De hecho, tal como se argumenta, el único antecedente en esta línea y en un procedimiento similar está en la propia San Fernando, en el barrio también de pescadores en La Almadraba, en la zona de la calle Barriada Buen Pastor hacia la Playa de Camposoto, y en ese caso no se hizo distinción alguna entre edificios, casas o instalaciones, sino que se hizo una declaración al conjunto, tal y como considera el Consistorio isleño que debe hacerse en el expediente que ahora ocupa.
El informe municipal también recoge la constancia mediante ortofotos oficiales de la existencia de este asentamiento y las casetas desde 1956, lo que avala también el tratamiento de conjunto de este expediente. Hay que recordar que esas imágenes que atestiguan la antigüedad se pueden consultar en la propia página web de la Consejería de Agricultura, Ganadería Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.
La documentación destaca que no se puede olvidar que se trata de antiguas construcciones que tienen un indescriptible arraigo local, acentuado en el ámbito de la Casería de Ossio, y que son muy anteriores a la entrada en vigor de la propia Ley de Costas, constando su existencia desde el vuelo americano de los años 1956/57 que permitió realizar la mencionada cartografía. Todas estas circunstancias hacen que desde el ámbito municipal se plantee la protección pública de este entorno y el mantenimiento de las instalaciones que dota a este espacio de una especial singularidad.
Por si fuera poco, el informe municipal hace hincapié en que la evidencia de la existencia de este asentamiento no supone una ocupación irregular, ya que a lo largo de los años han sido frecuentes las autorizaciones o títulos habilitantes obtenidos para el establecimiento de las casetas de enseres de pesca, principalmente otorgadas conforme a la entonces vigente Ley de Puertos por el Comandante Militar de Marina de la Provincia Marítima de Cádiz, o bien informadas favorablemente desde ésta para su otorgamiento por el entonces Sr. Ingeniero Director del Puerto, Jefe de Puertos de la Provincia.
A este respecto, en el informe se recogen, con nombre y apellido, una veintena de estos títulos, y como puede comprobarse estas autorizaciones están ligadas a la labor de pesca artesanal, autóctona y característica de la playa de la Casería, de indudable valor etnológico. Una evidencia de lo anterior es la constitución y vigencia de la Asociación de Pescadores Artesanales Playa Casería de Ossio, cuya documentación también ha sido aportada al expediente.
Por último, el informe del Consistorio isleño argumenta e insiste en que las instalaciones de la Casería son casetas relacionadas con la pesca artesanal y locales de restauración tradicionalmente ubicados en esta zona y cuya incidencia ha sido prácticamente nula sin que tenga justificación su desaparición por esta razón de perjuicio al dominio público.
Al tratarse, en su mayoría, de cuartos de aperos para la pesca artesanal cuyas barcas se ubican en la misma playa o delante fondeadas, la compatibilidad con el dominio público marítimo terrestre es indiscutible. En este sentido, la demolición de las mismas más que un beneficio significativo al uso de dicho dominio público, supondría un perjuicio pues se trata de pesca artesanal que necesariamente debe ejercerse en el dominio público marítimo terrestre, frente al uso alternativo que sería el ocioso en temporada de verano. Además, en todo caso, dicho uso de ocio y esparcimiento en verano no sufre perjuicio alguno pues, como se comprueba en las imágenes aportadas al expediente, las casetas no ocupan la playa en sí y el conjunto no resulta afectado por la subida de las mareas. No en vano, se trata de una ocupación colmatada y de muy pequeña superficie total en comparación con la playa de toda la zona de la Casería de Ossio, la cual no sufre corte o alteración con la permanencia de estas instalaciones.
De hecho, se puede concluir que este pequeño asentamiento con elementos de poca consistencia no ha generado por sí regresión de playa o costa, y prueba evidente de ello es el reportaje fotográfico de las ortofotos oficiales que se incluye en la documentación, y que consta en los propios archivos de la Junta de Andalucía, demuestra que configuración de la zona es prácticamente la misma desde el año 1956, sin que la ubicación y uso de las casetas de pescadores haya influido en la situación y dimensiones de la playa que ha permanecido estable durante más de ochenta años.